Los primeros españoles que vieron las costas de Colombia
fueron Alonso de Ojeda (1499-1500), que acompañó a Colón, y Juan de la Cosa y
Américo Vespucio, que recorrieron el norte de Venezuela y llegaron hasta la
península de la Guajira, primera parte del país en ser descubierta. En 1501
Rodrigo de Bastidas descubrió las bocas del río Magdalena y la bahía de
Cartagena, acompañado del propio Juan de la Cosa. La primera carta del litoral
fue levantada por Juan de la Cosa entre 1492 y 1510. En 1511 Vasco Núñez de
Balboa descubrió el río Atrato y contempló las aguas del Pacífico desde la
sierra panameña de Darién. En 1522 Pascual de Andagoya, descubridor del Perú,
llegó por el Pacífico hasta las bocas del río San Juan. Los españoles
invirtieron unos veinte años en explorar las costas colombianas, fundaron
varias ciudades y factorías y después avanzaron hacia el interior del país,
que, por la fama de las fabulosas riquezas que contenía, recibió el nombre de
El Dorado. Este nombre tenía una cierta base en la ceremonia efectuada por los
caciques indígenas, que, al ser elegidos, se bañaban en la laguna de Guatavita
después de espolvorearse con oro molido.
Muchos fueron los exploradores del interior de Colombia: de
1529 a 1531 el alemán Ambrosio Alfinger bordeó el lago de Maracaibo y exploró
los ríos Magdalena y Lebrija. En 1533 Pedro de Heredia exploró la llanura del
Sinú y llegó hasta Antioquia. El alemán Jorge de Spira (Spier), entre 1533 y
1539 penetró en los llanos de San Martin, en lo que le imitó su paisano Nicolás
Federmann, quien, recibiendo noticias del reino de los muiscas de la meseta,
escaló la cordillera y penetró en la sabana de Bogotá donde se encontró con
Gonzalo Jiménez de Quesada, que ya la había ocupado. Quesada compró la
neutralidad del explorador alemán dándole dinero e incorporando a sus hombres.
Los alemanes hacían la competencia a los españoles en estas exploraciones desde
que Carlos I, para pagar deudas a sus banqueros, los Fugger, les hubiera cedido
derechos a explorar en las Indias. También Sebastián de Belalcázar tropezó en
Bogotá con Quesada y quedó decepcionado, aunque logró avenirse con él.
Gonzalo Jiménez de Quesada (1536-40):
Es el verdadero conquistador de Colombia, enviado por el
gobernador de Santa Marta, Lugo. El conquistador remontó el río Magdalena
(orilla derecha) y realizó una difícil travesía, con sólo 200 hombres y 60
caballos. Al llegar a Chipatá, después de cruzar las serranías del Atún, habían
muerto ya muchos; emprendieron luego los exploradores su itinerario por
Chunila, Chimiquica, Clureguana y Tamalameque, y cruzaron los ríos César,
Lebrija y Sogamoso. Llevaban bergantines para aprovechar la parte navegable de
los ríos y no ahorraron trabajos y esfuerzos en aquella tierra desconocida. Al
llegar a la hoya de Saravita torció Quesada su rumbo hacia al sur, bordeó el
lago de Fúquene, pasó por Gachetá y Lenguazaque y, después de explorar otros
muchos puntos, llegó a Bocatá (nombre del que se derivó Bogotá), capital del
antiguo estado indígena donde residía el gran cacique. Los españoles quedaron
asombrados ante el aspecto de las casas de la capital, cuyas puertas estaban
guarnecidas de oro. La llanura de Bocatá se llamó entonces «valle de los
Alcázares», Abundaban también las piedras preciosas. El territorio fue
designado con el nombre de Nuevo Reino de Granada, patria del conquistador. A
la capital se le dio el nombre de Santa Fe, granadino también, que lo tomaba
del campamento mandado construir por Isabel la Católica en la Reconquista. Los
indígenas ofrecieron escasa resistencia, pues estaban espantados del aspecto
desconocido de los recién llegados, de sus caballos, sus barbas y las
detonaciones de sus armas de fuego, tres cosas que no habían visto jamás. Al
aproximarse los españoles, el zipa (soberano) envió 600 hombres para cortarles
el paso, pero los españoles los derrotaron y persiguieron hasta Cajicá, donde
estaba el zipa, y prosiguieron después hasta Chía, donde se hallaba el príncipe
heredero, que huyó. Los españoles pasaron allí la Semana Santa de 1537. Había
en Colombia un estado indígena rival del de Bocatá, el de Tunja, gobernado por
un soberano llamado zaque en la lengua del país. Ocupaba el trono a la sazón el
zaque Quimuinchateca, hombre de carácter tiránico, que poseía sentido político,
pero había matado al padre de uno de sus gobernadores. Este indicó a los
españoles el modo de llegar a la corte del zaque, para vengarse de él, cuando
estaban explorando la región de Baganique. Quesada emprendió la marcha con poco
más de 50 hombres, mitad jinetes y mitad infantes. El zaque envió una embajada
suplicándoles que se detuvieran, pues quería ocultar sus tesoros. Pero los
españoles, que sabían que el zipa había escondido sus riquezas, no quisieron
que el zaque hiciese lo mismo y continuaron el avance. En el río Chicamocha
recibieron una segunda embajada que les ofreció mantas de rica tela y objetos
de oro y pedrería. La capital del zaque (región de los muiscas) era la más rica
del país y se llamaba Hunza (moderna Tunja). En ella había varios caciques,
como el de Mauquetá, Tundama y el famoso de Guatavíta o el Dorado, que se
bañaba en la laguna espolvoreado con oro. El zaque escondió su tesoro en una
gruta, pero los españoles lo hicieron prisionero y no tardaron en descubrirla.
Aunque Quesada puso en libertad al cacique, tratándolo con más generosidad que
Pizarro al inca, el soberano, desposeído de su reino, murió de tristeza. Luego
volvió el conquistador a la sabana para fundar Santa Fe de Bogotá (1538).
En 1537 otro explorador, Francisco César, saliendo de San
Sebastián de Urabá, exploró la sierra de Abibe. Al año siguiente repitió
laexploración con Juan de Vadillo, remontando el río Cauca, pero perdió la vida
y Vadillo, siguiendo hacia el sur, llegó hasta Cali, donde estaba un
comisionado de Belalcázar, Jorge Robledo, para fundar algunas poblaciones en el
valle del Cauca, que exploró también este último. En 1540 Andagoya se encontró
a su vez con Vadillo. En 1542 Hernán Pérez de Quesada, hermano del
conquistador, salió de Bogotá por Tunja, cruzó las montañas de Labranzagrande y
llegó a Casanare, Prosiguió la marcha hacia el sur no obstante el obstáculo de
las altas montañas y llegó a Sebundoy y Pasto para regresar después a Bogotá.
En 1541 Francisco de Orellana recorrió parte del territorio colombiano
navegando por el alto Amazonas (Marañón), cuyo descubrimiento había de hacer
famoso su nombre. Quesada hizo una segunda exploración de 1569 a 1571 y,
llegando hasta San Fernando de Atabapo, regresó a Bogotá.
A fines del s. XVI la dominación española estaba ya
sólidamente establecida en Colombia y el país quedaba explorado. Las
principales ciudades que fundaron los españoles allí, por orden cronológico,
fueron las siguientes: Santa Marta (1525), Cartagena de Indias (1533), Cali
(1536), Popayán y Bogotá (1538), Pasto y Tunja (1539), Cartago (1540),
Antioquia (1541), Tamalameque (1544), Río Negro y Riohacha (1545). Pamplona
(1549), Ibagué (1550), Barranquilla (1629), Girón (1631), Medellín (1674) y
Socorro (1681). Muchas de ellas no prosperaron y fueron destruidas por los
indígenas. El país fue dividido en provincias. Los territorios de Santa Marta,
Cartagena, Nuevo Reino de Granada y Popayán dependían de la audiencia de Santa
Fe. En 1564 el territorio fue erigido en presidencia, en 1719 en virreinato y
otra vez, en 1740, en presidencia. La audiencia de Santa Fe fue creada ya en
tiempos de Carlos I. Los fallos de la audiencia eran inapelables y sólo en
asuntos civiles podían elevarse al Consejo de Indias. En 1550 se fundaron en
Bogotá los primeros conventos de franciscanos y dominicos. La audiencia
organizó expediciones para apaciguar las sublevaciones de indígenas y fundó
poblaciones. Se distinguió en estas tareas el capitán Orzúa, que luchó contra
los indios muzos. En el norte luchó contra los indios chitarreros y fundó la
ciudad de Pamplona, en cuya montaña adyacente fue descubierta una mina de oro
nativo en forma de pepitas, La audiencia desautorizó a Orzúa en su propósito de
emprender una exploración en busca de más oro y el capitán, resentido, se
retiró a Santa Marta. El papa Pío IV erigió el primer arzobispado de Santa Fe,
del que fue prelado fray Juan de los Barrios; al mismo tiempo se iniciaron las
obras de la Catedral. La catedral de Cartagena comienza a construirse en 1575.
El oidor Angulo disminuyó los tributos que pesaban sobre los
indígenas, agitados por la sublevación de Lope de Aguirre en las tierras del Marañón.
La historia del «loco Aguirre» se desarrolló principalmente en el territorio de
Venezuela, pero la audiencia de Santa Fe tomó parte en la persecución del resto
de sus feroces soldados asesinos, los marañones, de 1562 a 1563. Felipe II, que
había visto en peligro su autoridad, decidió reformar algunas cosas de Colombia
y suprimió la audiencia creando la presidencia. Sus funcionarios, los
presidentes, desempeñaban sus cargos siete años. Después de 1584 volvió a
quedar el territorio en manos de la audiencia. En 1596 fue presidente Francisco
Sande, muy riguroso, lo que le valió el apodo de Doctor Sangre. Varias fueron
las incursiones de los piratas franceses e ingleses. Cartagena había sido
asaltada en 1544 y de nuevo en 1559. En 1586 la atacó Drake con una gran flota
que logró rendirla algún tiempo. La paz entre Felipe II y Enrique IV de Francia
puso una tregua a estas hostilidades.
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